En la cantata, además de la orquesta y coros, intervienen solistas (soprano, tenor, barítono), destacando su abundante y espléndida percusión.
De la colección completa de los Carmina burana, Orff escogió 25 canciones y las ordenó de modo que pudieran ser representadas en un escenario. En cuanto a la música, se amoldó a la sencillez de los textos. Aproximadamente la mitad de las piezas son canciones cuya melodía se repite en cada estrofa casi sin variantes, limitándose algunas veces a realizar simples escalas mayores o menores.
El ritmo es el encargado de dar variedad al conjunto, impidiendo así cualquier monotonía. Esta riqueza rítmica es, tal vez, la característica más importante de los Carmina Burana de Orff. Hay en la obra una clara influencia de las obras Las bodas y Edipo rey, de Ígor Stravinski (ver Diccionario Groove de Música).
La obra de Orff consta de una introducción, tres partes y un final, con un total de veinticinco números.
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